
"Mentiría si dijera que no te odié, no con todas mis fuerzas, aunque no me alejé demasiado. Ese odio se ha esfumado y ahora mentiría si dijera que, en ocasiones, no pienso en ti…” Se me olvido que te olvide”. Realmente creo que todo esta superado, hace tiempo que deje de querer, pero no de añorar. Quiza te tengo entre algodones, quiza el brillo que veo en mis ojos cuando te recuerdo me escandile, pero a veces siento que te necesito. Me pregunto si lo que necesito es tu abrazo o un abrazo sincero, tus ojos o una mirada tierna, tus palabras o un mero susurro al odio…He buscado eso en otros cuerpos, pero para mi nada es lo mismo…"
Esto es algo que escribi hace algun tiempo. Es lo bueno de escribir reflexiones, que puedes guardarlas, volver al pasado y darte cuenta de cosas que antes ignorabas.
Hoy me he dado cuenta de la tristeza de lo simple, que lo envuelve todo, hasta el amor.
Un abrazo, un gesto, una mirada y hasta una persona son especiales ya no tanto por lo que son, sino por lo que nos hacen sentir. No existen cupidos, ni historias de amor eternas. No existen promesas sin romper, ni ilusiones fieles e imperturvables. Todo lo que sube, baja y, mas tarde o mas temprano, todo lo que viene, se va. Porque la casualidad no entiende de cadenas, ni la quimica de estabilidad.
Pero, tambien es cierto, que todo esto, cuando hablamos de amor, no tiene cabida sin la magia, que sin saberlo envuelve el mundo. Y es que la magia, al igual que la energia, no se "crea" sino que se transforma y cuando se va, al menor descuido, vuelve en forma de otro gesto, de otra mirada, de otra persona.

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