miércoles, 20 de octubre de 2010

Habitacion


“A veces piensas demasiado, tanto que lo real no importa. Notas que los dias te transportan y te sientes solo”… no puedo parar de repetir esa frase.

En noches como esta solia escribir una parrafada sobre desamor, tristeza, soledad y demas sentimientos destructivos en general pero ya no se por donde empezar.
Ni siquiera mi ventana cumple su cometido como via de escape y hoy mi mayor confidente, la Luna, ha sido lista y se ha escondido.

Comparto habitación con la luna y con el sol y a la fiesta se han unido, celosas, las estrellas. Tengo un perchero del que cuelgan todas las estaciones del año, incluso alguna aun por inventar. Tengo al mar, al fuego y al Otoño repartidos por la estantería.
Enganchada a la pared tengo secuestrada a la esperanza, vigilada muy de cerca por Medianoche, mi felino favorito, testigo y complice de todos mis delirios emocionales. Tambien conservo lo mejor de Cuba, Argentina y Republica Dominicana. Tengo al mar, al fuego y al otoño repartidos por la estantería. Ademas, guardo la suerte traida desde Egipto y la libertad que robe en Tenerife.

Justo encima de mi almohada vive el guardian de mis sueños, aunque no siempre fue mio y cuyas plumas reflejan las huellas de un largo camino que tuvo que recorrer para volver a mi.

Las paredes de mi gran estantería de madera albergan palabras que alguna vez curaron penas ajenas, dibujos fruto de la locura mas extrema, cartas de amor, desamor y simplemente cartas que son cementerio de ilusiones.

Tengo un gato azul que me recuerda que siempre te echare de menos, un oso frustrado cuyo cometido he olvidado pero que conservo con cariño y una estrella que siempre he tenido miedo a lavar.

Conservo en una bolsa las chucherias de la felicidad y… esto es lo malo de dejar textos a medias. Ha pasado mucho tiempo desde esa larga noche en la que comence a escribir este texto y ya nada parece ser como era antes.

Las chucherias me las comi, aunque cumplieron su cometido esa oscura noche de Marzo cuando me dieron la noticia y tu viniste a consolarme con mi helado favorito, ese de queso que sabes que tanto me gusta.

La luna, el sol y las estrellas siguen a mi lado, alumbrandome el camino y recordandome que hay que empezar el dia tocando las campanas y acabarlo quemando los malos recuerdos para conseguir ese caracteristico olor, a vainilla y canela, que siempre desprende mi espacio. Obviamente tambien sigue a mi lado el guardian de mis sueños, porque un soldado fiel es siempre un buen aliado cuando los fantasmas que hay debajo de la cama deciden salir a pasear. Tampoco ha cambiado la temperatura de mi rincón, siempre con un toque de frio, de esos que erizan la piel….

Pero la mitad de las cosas ya no estan. No hay textos, ni cartas, ni siquiera fotos pero ¿Sabes que? No me apena porque sigo manteniendo lo que dijimos una vez, hace tantos años en otro rincón diferente a este y es que: “tengo todo lo que necesito para no salir corriendo”… A veces es necesario deshacerse de ciertos recuerdos justo para eso, para no salir corriendo y para no ser teletrasportada, de improviso, a un pasado que ya no me pertenece.


Nuevo año y, quiza, nueva vida…. Como hemos cambiado.

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