jueves, 8 de enero de 2009

Tarde de noviembre


Estudiar fuera es una experiencia maravillosa. Ella lo sabia bien, de hecho, desde que era pequeña era uno de los objetivos de su lista de cosas por hacer (quiza por seguir el ejemplo de sus hermanos o quiza fruto de su deseo de libertad, que a veces llegaba a dimensiones peligrosas).
A pesar de los años trasncurridos aun recuerda con exactitud la noche anterior a su partida. Detalle a detalle, suspiro a suspiro.

Ahora esta subida en el autobus de vuelta a la libertad pero cada vez que recorre ese camino de vuelta no puede evitar, sin saberlo, el recordar esa nostalgia de aquella noche de esperanzas y miedos, de alegria y lagrimas. Ya no siente miedo, sabe perfectamente lo que encontrara al pasar la frontera pero ese sentimiento lo ha cambiado por algo mas ruin y grotesco, tanto, que deja un mal sabor de boca. Supongo que dos dias siempre saben a poco...

Y de repente, un mensaje con solo dos palabras pero fueron suficientes para que ella viera una vez mas como el negro se hacia fucsia y sentir como el vacio rebosaba.

Gracias pequeña, no hace falta mas... Yo tambien te quiero.

Para lo mejor que tengo, en un dia de sol por la ventana y nubarrones en la casa.

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